"Álbum Pintoresco de Mérida"
Introducción al proyecto
Inspirados por el legado del fotógrafo yucateco Manuel Espinosa y Rendón y su misterioso "Álbum Pintoresco de Mérida" de 1870, hemos retomado el desafío para el siglo XXI. Este proyecto es un homenaje y una exploración del anacronismo visual: el uso de un proceso fotográfico del siglo XIX para capturar la esencia de la ciudad moderna.
Metodología y técnica
Nuestra obra, compuesta por 60 imágenes, fue creada en el sitio con el equipo original de la época, incluyendo una cámara portátil de 1925 y placas de vidrio de 7x9 pulgadas. Para llevarlo a cabo, establecimos un laboratorio móvil en nuestra camioneta. El reto no fue menor; nos enfrentamos al clima, al tránsito vehicular y a las propias limitaciones de la técnica del colodión húmedo.
Declaración del artista
Las dificultades del proceso se convirtieron en la esencia de nuestro trabajo. Al utilizar exposiciones largas en las bulliciosas calles de Mérida, el movimiento de las personas y los vehículos se transforma en una serie de estelas y figuras fantasmales. El resultado es una colección de imágenes donde la historia (la arquitectura atemporal de la ciudad) permanece sólida y nítida, mientras que el presente (la vida cotidiana y fugaz) se convierte en un misterio inquietante. Este proyecto culminó en una exposición en el Museo Palacio Cantón, donde las imágenes sorprendieron a los espectadores, haciéndolos cuestionar la realidad y ver la ciudad de una forma completamente nueva y atemporal.
Esquina de las tres Caras: Para capturar una vista única, realizamos la toma desde el techo de un edificio. El reto logístico de transportar el equipo nos llevó a dividir el trabajo y comunicarnos por radio.
Edificio "Siglo XIX": A pesar de una tormenta de lluvia, la tenacidad nos permitió obtener una toma imponente de este emblemático edificio, cuyo carácter sólido contrasta con la fugacidad de la vida urbana.
La Ermita de Santa Isabel: A pesar de una llovizna inesperada, la perseverancia nos permitió obtener una toma perfecta de la fachada, demostrando la dedicación al proceso
En el corazón de Mérida, cada esquina guarda un nombre y una historia. La "Esquina de Perico Chicote" no es la excepción. Este lugar, inmortalizado por Espinosa y Rendón en el siglo XIX, revela la persistencia de la arquitectura colonial, con sus robustos arcos y la pátina del tiempo en sus muros de piedra caliza. La placa fotográfica de colodión húmedo de 2014 captura la luz de la mañana, que juega entre sombras profundas, y documenta la quietud de un instante que, aunque moderno, evoca los ecos del bullicio de antaño. Es un espejo donde el pasado se encuentra con el presente, un fantasma visible de la Mérida eterna que sigue respirando bajo el sol yucateco.
Un centinela de piedra observa el fluir del tiempo. Mérida, 2014.
La mole de piedra de la Catedral de Mérida se yergue como un centinela inmóvil en el corazón de la ciudad. Su fachada, esculpida por siglos, observa el fluir del presente, un río de luz y sombras que se disuelve en el asfalto. El colodión, espejo de un tiempo remoto, captura las formas sólidas de la historia y, al mismo tiempo, revela el aliento fugaz de la vida moderna. Los pasos apresurados y el trazo de los vehículos se vuelven presencias etéreas, fantasmas que habitan entre las sombras de una arquitectura que se niega a olvidar.
El colodión eterno captura el fantasma de lo fugaz. Plaza de Toros, Mérida.
El antiguo lienzo de la Plaza de Toros se eleva como un eco de piedra, inmune al paso de las estaciones. En su quietud, el tiempo se detiene y respira con el aliento del siglo XIX. Sin embargo, el presente se niega a ser un recuerdo lejano; se manifiesta como un susurro de vida, un espectro de luz que traza la estela de los autos y la estela de los peatones. Son fantasmas fugaces en un escenario eterno. La imagen, un espejo del tiempo, nos invita a ver la sólida memoria de Mérida reflejada en el paso etéreo de los días.
Palacio de Gobierno, 2014. De la serie "Fantasmas de la Memoria y el Presente".
La fachada neoclásica del Palacio de Gobierno se mantiene firme, un testigo silencioso del flujo de la historia. A lo largo de la valla de hierro forjado, el presente se manifiesta como una procesión de fantasmas: los trazos de la luz de un auto y las siluetas borrosas de los peatones, que se disuelven en la arquitectura eterna. Esta imagen es un testimonio del diálogo entre dos tiempos: la memoria inmutable del pasado y el presente que, aunque fugaz, deja su marca como un susurro espectral.
Casa de Montejo, 2014. De la serie "Fantasmas de la Memoria y el Presente".
La fachada de la Casa de Montejo se yergue, un eco tallado en piedra de la memoria. En el escenario de la plaza, el presente se manifiesta en un fantasma de luz que traza la estela de los autos y el paso de los peatones. Son presencias fugaces, espectros efímeros del ahora que se revelan en contraste con la eterna quietud de la historia. Esta imagen es un testimonio del diálogo entre dos tiempos: la memoria inmutable del pasado y el presente que, aunque fugaz, deja su marca como un susurro espectral.
Casa Morisca, 2014. De la serie "Fantasmas de la Memoria y el Presente".
En una esquina de la ciudad, un rincón de la memoria se alza con acentos de un pasado remoto. La Casa Morisca no solo contiene la historia de un siglo, sino que evoca los fantasmas de un mundo lejano, con sus arcos y filigranas que contrastan con la vida moderna de Mérida. Aquí, el presente se detiene en la quietud de los vehículos estacionados, mientras la luz del pasado ilumina una arquitectura que se niega a desvanecerse, revelando cómo la memoria y el presente coexisten en la misma calle, al mismo tiempo.
Calles 65 x 62, Mérida, 2014. De la serie "Fantasmas de la Memoria y el Presente".
La sólida arquitectura de la esquina, testigo del tiempo, se encuentra con el fantasma de la vida moderna. Los transeúntes son apenas una presencia difusa, una huella etérea que se desvanece en un momento, mientras el edificio de piedra permanece inmutable. La imagen captura la efímera coexistencia del presente y la historia, revelando cómo el movimiento más veloz se convierte en un suspiro borroso ante la memoria de la ciudad.
Casa Morisca, 2014. De la serie "Fantasmas de la Memoria y el Presente".