Con este proyecto, buscamos capturar la esencia histórica y arquitectónica de la ciudad de Izamal. La riqueza de su arquitectura colonial, la vida de sus calles y la intimidad de sus mercados poseen una belleza única que se realza al ser retratadas con el colodión húmedo, una técnica que nos permite una retrospectiva en tiempo y espacio.
Además de su imponente convento, nuestro interés es mostrar otros aspectos de la ciudad que a menudo pasan desapercibidos, desde los detalles en las fachadas hasta los aspectos urbanos poco conocidos y la gente que camina por sus calles. Con más de catorce años practicando y enseñando este proceso, creemos que el colodión húmedo es la técnica que mejor nos ayuda a honrar la historia de Izamal y a promover su belleza.
Sobre la Técnica
El colodión es un coloide que, a mediados del siglo XIX, revolucionó la fotografía. Fue utilizado por Gustave Le Gray en 1848 y, posteriormente, perfeccionado por Frederick Scott Archer en 1851. Este compuesto se emplea para la elaboración de negativos y de positivos, como los ambrotipos y ferrotipos.
Esperamos que disfruten y redescubran la ciudad de Izamal con estas imágenes, que nosotros gozamos produciéndolas durante nuestros viajes a esta ciudad mágica.

Una sucesión de arcos se extiende en una línea que honra el pasado y abraza el presente. Este pasaje, tallado en piedra y tiempo, sirve de puente entre lo que fue y lo que es, donde la vida diaria se despliega bajo su sombra. En esta toma, la quietud que la técnica captura permite que el espectador se detenga a contemplar cómo cada columna sostiene no solo un arco, sino también el peso de siglos de historia, revelando una belleza que persiste en el corazón de Izamal.
Convento de Izamal: Ecos en colodión.
Capturada con la precisión del colodión húmedo sobre una placa de vidrio de 7x9, esta imagen del Convento de Izamal nos transporta a una era donde el tiempo parecía más lento. La técnica resalta la majestuosidad de la arquitectura, con sus arcadas repetitivas que dan ritmo y profundidad. Cada imperfección inherente al proceso artesanal del colodión—desde la textura hasta las sutiles marcas en el cristal— añade una capa de autenticidad, casi como si estuviéramos mirando a través de una ventana al pasado. La luz del sol baña los muros, mientras que la presencia de una calesa añade un toque de nostalgia, invitándonos a contemplar no solo la historia del convento, sino también la belleza cruda de una técnica fotográfica.
El portal del tiempo: Mirada en colodión.
Enfocada con la autenticidad del colodión húmedo sobre placa de vidrio de 7x9, esta fotografía captura la esencia de un pasaje arquitectónico que se abre a la historia. Las arcadas se extienden en una secuencia rítmica, revelando la profundidad y las texturas únicas que solo esta técnica artesanal puede ofrecer. Cada columna es un testigo silencioso del tiempo, y las sombras danzan sobre el suelo empedrado, creando un contraste dramático que el colodión realza con su peculiar nitidez y sus sutiles imperfecciones. La imagen nos transporta a una época pasada, donde la arquitectura y el arte se funden en una danza visual.
Esquina de tiempo y perspectiva.
Capturada con la distintiva técnica del colodión húmedo sobre una placa de vidrio de 7x9, esta imagen de una esquina urbana se ve transformada por la perspectiva única del lente de 90mm. La distorsión, lejos de ser un error, se convierte en un elemento expresivo que acentúa la profundidad y el carácter del edificio. Las fachadas con sus texturas, propias del colodión, se inclinan ligeramente, creando un efecto visual que evoca la historia. En la calle, un automóvil y una calesa se detienen, como si el tiempo se hubiese suspendido para revelar la esencia de un lugar donde la luz y la sombra dialogan en un baile de formas y ángulos.
El tiempo quieto.
Esta imagen, capturada a través del portal de un arco, nos enmarca un instante suspendido en el tiempo. El alto techo del pasillo protege la escena de la luz directa, permitiendo que la cámara de colodión húmedo capture con un detalle extraordinario no solo el suelo empedrado, sino también al cochero y su caballo. Lo más notable es el milagro de la exposición, un momento en que el caballo permaneció completamente inmóvil, regalando a la fotografía una autenticidad y una presencia que rara vez se logra. La composición, con su contraste entre la luz y la sombra, nos invita a contemplar la quietud de un momento cotidiano, preservado para siempre en la placa de vidrio.
El silencio en el claroscuro.
Esta imagen, capturada con la técnica del colodión húmedo, nos sumerge en la solemnidad de un pasaje interior. La fotografía, tomada desde una esquina, revela el punto donde los arcos se encuentran, creando una perspectiva dramática que guía la mirada hacia la profundidad de los pasillos. El contraste entre la luz que entra por los arcos y la oscuridad de las sombras crea un poderoso efecto de claroscuro, destacando las texturas de las columnas y el pavimento. A pesar de la penumbra, cada detalle se revela con la nitidez peculiar de la placa de vidrio, haciendo de esta imagen un testimonio de la quietud y el misterio que se esconde en los rincones de la arquitectura colonial.
El Fraile y el paisaje urbano.
Esta toma, capturada con la técnica del colodión húmedo, nos ofrece una vista abierta y panorámica de la glorieta del Fraile de las Casas. La cámara, sobre su placa de vidrio de 7x9, detiene el instante en un amplio plano, permitiendo que la vista se extienda a través del espacio. La textura rica y las sutiles imperfecciones inherentes al colodión otorgan una cualidad atemporal a la escena, en donde la figura del Fraile se erige como el centro de la narrativa. En esta vista, el tiempo parece fluir más despacio, y cada detalle de la glorieta —desde las bancas hasta las fachadas en la distancia— se convierte en un testigo silencioso de la historia y el presente de la ciudad.
En la quietud las sillas y la bicicleta detenidas en el tiempo.
Esta imagen, capturada con la riqueza de la técnica del colodión húmedo, nos invita a un portal que enmarca una escena de quietud. A la sombra de la arcada, un montón de sillas de madera se apilan junto a una bicicleta, objetos cotidianos que parecen haber detenido su movimiento para la eternidad. La calidad de la placa de vidrio de 7x9 resalta la textura de la pared y el pavimento, mientras que al fondo, una parte de una casa se asoma desde la esquina, como el telón de fondo de este instante suspendido. Es una fotografía que captura el alma de una calle y su rutina, transformando un momento simple en un testamento de la vida tranquila.
La ceiba: Raíces que abrazan el tiempo.
Esta monumental toma, capturada con la riqueza de la técnica del colodión húmedo, nos presenta el imponente árbol de la ceiba. La textura de la placa de vidrio de 7x9 resalta la majestuosidad del tronco y la fuerza de las raíces, que parecen aferrarse a la tierra como si sostuvieran la historia misma del lugar. La luz baña la escena con un tono atemporal, y la figura solitaria en la distancia añade un toque de narrativa humana a la grandeza de la naturaleza. Es una imagen que nos habla de la resiliencia y el paso del tiempo, inmortalizando en el cristal a este ser que es a la vez testigo y protagonista.
El claroscuro en el tiempo
Esta imagen, capturada con la técnica del colodión húmedo, es un estudio visual de la luz y la sombra. La perspectiva, magistralmente guiada por la sucesión de arcos, nos invita a recorrer un pasaje de historia y silencio. Los arcos actúan como portales que enmarcan la grandiosidad del patio y el edificio al fondo, creando un poderoso efecto de claroscuro donde la luz y la oscuridad se funden con la textura del colodión. Cada columna y cada sombra narran una historia, transformando la escena en un testimonio de la belleza de la arquitectura y la magia de la luz.
La perspectiva en piedra.
Esta imagen, capturada con la meticulosidad del colodión húmedo, nos ofrece una vista única desde el exterior de la arquería. La composición, tomada desde la esquina del atrio, revela la profundidad y el ritmo de las arcadas. Lo más notable es el punto de fuga, que se extiende con una nitidez impecable hasta el final de la fila de arcos, capturando los detalles en la piedra. La entrada del templo en el lado izquierdo y la arquería en el extremo opuesto dialogan visualmente, creando una armonía que solo una técnica tan precisa puede revelar. Es una fotografía que celebra la arquitectura, el diseño y la capacidad de la luz para esculpir el espacio.
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